Oct 252023
 

En plena plaza del Callao, fue la voz más viva del otoño que llegó. Lorena Gómez ha estrenado esta semana su disco nuevo en el emblemático cine madrileño con todos los despliegues posibles para este tipo de evento que parece renacer. Vuelve a ser rentable y moderno organizar una presentación sonada, lo lógico si hablamos de música, tanto como es también lanzar al mercado una colección de canciones completa y prensada en un elepé con funda, ese formato renacido de sus cenizas al que los ‘millennials’ llaman “cosa sofistificada que gira y suena” y están empezando a comprar asiduamente y con curiosidad.

Todos los despliegues incluye un vistoso photocall exterior blanco y adornado con almendros en flor, una curiosidad que tiene su explicación en el recuerdo y homenaje a la fallecida madre de la cantante, su inspiración, a quien dedica este trabajo y vivió fascinada por el encanto de este singular árbol. También incluye una larga lista de invitados, entre ellos la familia y muchas caras conocidas de la profesión, de los medios de comunicación, productores, estilistas, diseñadores… No podía faltar un documental filmado para la ocasión con guiños a la infancia de Lorena, sus pasos en el oficio, la gestación del proyecto y en emotivo recuerdo a la mujer que le dio la vida y que comparte con su clan más íntimo entre un vaivén de evocaciones y anécdotas. Después, un mini concierto de debut junto a su banda habitual, con participación estelar de su amigo Miguel Poveda en un dúo inenarrable y único. Y hasta su retoño René, orgullo de la casa, cantó y bailó para el respetable acompañando a la estrella en un deja vù pantojero que fue su particular chascarrillo de la noche. Ella, enfundada en un mono de lentejuela negro, brilló sobremanera. Bajó a platea, saludó, besó y mimó. Agradeció también, una y mil veces, compartir la aventura entre tantos allegados y pronto con sus devotos fans en un camino que va a emprender las próximas semanas en forma de tour de directos. Con risas, aplausos, fotos y sensación, un variado cóctel puso luego fin a la velada.

No hace falta destacar el poderío escénico y de voz de esta mujer porque lleva quince años demostrando desde donde puede y le dejan. Dichos sean dos estelares talent-shows de televisión, giras, varios discos y hasta una serie como actriz para la pequeña pantalla en Miami. Así pues, nos detenemos en lo que trae: un título, Me vuelvo a la vida, firmado enteramente por ella, con composiciones que muestran toda la intimidad de un dolor pasado y de una esperanza que viene a quedarse. El difícil momento de enfrentar la enfermedad de una madre y su irremediable pérdida después le han llevado a una catarsis que no escupe rabia sino amor, agradecimiento y celebración de la vida. En este disco todo es positivo y sincero, todo es abierto, todo es blanco. Como el propio plástico redondo que todo lo plasma y la carpeta que lo envuelve, con la foto de una Lorena prístina, arropada por la flor. Una flor fresca, de pétalos suaves y protectora, maternal, que la devuelve a la vida para dejar un túnel oscuro detrás que no quiere volver a ver.

Pero nosotros sí lo queremos. No el túnel, claro: volverla a ver. No dejen de escuchar esta confesión a corazón abierto porque encierra líneas con tremendos mensajes que son toda una lección de serenidad y coraje. De generosidad y humildad y todos esos valores buenos que nos hacen mejores y que de tanto buscar hoy casi cuesta encontrar. Se nos brindan aquí, por suerte, con mucho ritmo y compás. Lorena, qué bien estás.