Oct 222023
 


Avanza el FeminaJazz, aumenta el público, progresan sus protagonistas… Esta es la quinta edición con V, de victoria. El turno anoche de Patricia Kraus fue el no-va-más desde el mismo inicio, porque tenía toda la taquilla vendida. A su impronta de siempre en el escenario se sumaba la curiosidad de escuchar un adelanto de lo que será el próximo disco. Otro más para una voz que se ha atrevido con casi todo ya. La incógnita quedó desvelada a ritmo latino. La hija del tenor explora un nuevo estilo y sigue vistiéndose personajes musicales con igual facilidad y convicción que lo hacía su padre de ópera en ópera. Así que el nuevo CD llegará bautizado por las aguas de América.

Desde luego, el de ayer fue un triunfo total porque la “divazz” se metió al respetable en el bolsillo enfrentando toda clase de imprevistos técnicos. Un foco despistado no le dejaba ver, de su gafa cayó luego un cristal, después un monitor rebelde le impidió entrar en tono con sus músicos de siempre y por un instante casi emula al gran Alberto Cortez en su papel Mr Sucu-Sucu atacando aquel “La banda borracha”: todos los pitos desafinaos. Momento más cómico que de apuro, en fin, porque acabó en risa todo el mundo. Yo creo que le vendría tomar nota, hacerse Miss y, tal vez, inventarse un cover con aquella memorable guasa que tanta popularidad dio al cantautor argentino. Y que sería estupendo recuperar. ¿Ustedes la recuerdan? Pues ella puede.

Es que todo lo puede, porque antes de finalizar su primera interpretación del repertorio ya había dado otra lección de voz: potente, limpia, perfecta. Se notó y mucho que lleva días empleada a fondo en el estudio grabando las nuevas canciones. Por eso acabó tan fresca como al empezar después de casi dos horas que cerró con más sorpresas: su inédita versión de “Pongamos que hablo de Madrid” y un dueto con Karla Silva, que volvió al Café Berlín para seguir demostrando. Dos voces con registros dispares que, gracias a sus impecables técnicas, se sumaron en auténtica maravilla al piano. Lo que demuestra que este festival es un valioso mestizaje de sinergias, un crisol de bagajes, y el mejor escaparate para quienes además de, con el tiempo crecerse, ya eran artistas de cuna. Vamos a tener que llamarlo FeminaClass.